Nadie estaba enterado

El terremoto que ha devastado a Haití,  con su alto e impreciso número de muertos, las imágenes de la destrucción de la mayor parte de las edificaciones del país, el hambre, la sed y los heridos, han dado la vuelta al mundo.
Organismos, países y voluntarios preocupados por remediar la angustiosa situación de los habitantes en Puerto Príncipe  intentan llegar con todo tipo de ayudas per  la escasez de medios hace que esa ayuda en alimentos, agua potable, medicinas, ropa… no pueda ser recibida o distribuida.

Pero todo parece indicar que los problemas para enviar ayuda a Haití y distribuirla no es solamente el resultado del terremoto.  Haití ya carecía de casi todo y sin embargo… nadie estaba enterado de la situación que residía allí permanente. El mundo entero nos hemos asombrado y lamentado pero Haití siempre estuvo allí, con sus gobiernos incapaces, dictaduras, hambre, paro, enfermedades, analfabetismo… Y sin embargo nadie estaba enterado.

Un rápido vistazo a la actualidad nos indica que una situación muy parecida se vive en otros países donde las guerras y genocidios han dado lugar a la desorganización, la miseria, la escasez y la falta de salud, países que  ahora mismo pasan desapercibidos. Lugares en los que conviven la angustia y la desesperación con la falta de los recursos más básicos.  ¿Esperaremos a que otro desastre natural se cierna sobre ellos para darnos cuenta de que nadie estaba enterado?

Posiblemente nos encontremos delante de esa oportunidad para el cambio y salir de nuestra pobreza espiritual acomodada en la burbuja de un mundo egoísta llamado «desarrollado», la oportunidad de actuar antes de que nuestra conciencia nos diga que sí estábamos enterados pero…pasamos de largo.